Bienvenidos a una nueva entrega de cine-lobo, en este caso mexicano, un cine que tan buenos ratos nos hacen pasar debido al bizarrismo de sus premisas. Por un lado tenemos la excelente La casa del terror y por otro lado, Frankenstein, el vampiro y compañía, dos películas "hermanadas" que tienen como telón de fondo un museo de cera (un decorado que, como hemos visto, es bastante habitual en el cine de licántropos). La casa del terror del gran Gilberto Martínez Solares, - hacedor de una de las mejores películas mexicanas de los 70, la nunsplotation Satanico Pandemonium -, haría, con este film, uno de los pastiches más completitos del cine de monstruos. En La casa del terror tenemos pues, referencias a "El museo de cera", la momia, Drácula, Frankenstein y, como no, al hombre lobo, pero abordado todo de un modo de lo más estrafalario. Dejenme que me explique... Vayamos por partes…

Como ven, el mito de la momia, los vampiros, Frankenstein y, sobretodo, el hombre lobo es tocado en esta exquisita joya mexicana de un modo único y que, desde luego, no se queda solamente ahí ya que, incluso hacía el final, se nos meterá de sopetón todo un homenaje a King Kong, cuando el hombre lobo agarre a la bella de la película (Yolanda Varela) y la suba hasta arriba de un rascacielos en bolingas (donde, ay por Dios, ¡¡no paro!! Tin Tan hará un pequeño guiño a Chaplin). Lon Chaney Jr., ya en clara decadencia, cruzando la frontera para ganarse el pan como más tarde o más temprano han tenido que hacer algunos compañeros de profesión como John Carradine o el mismísimo Boris Karloff, aparece en este film sin mayor trascendencia y con un “NO” como única línea de “diálogo”. Un "No" suplicante y lastimero que seguramente trasciende más allá de la película, y que decía mucho del momento profesional por el cual pasaba nuestro insigne licántropo. Francamente apetecible y entretenida, así que, amantes de los licántropos, no se la pierdan.
La “hermana” de la que hablaba al principio no es otra que la casposa Frankenstein, el vampiro y compañía de Benito Alazraki y protagonizada por el hermano de Germán Valdés, Manuel Valdés (El Loco), un actor que más tarde haría de hombre lobo (o así) en dos películas infantiles (o así) de Caperucita Roja y que, más adelante, cuando recobre fuerzas, se verán recogidas en este blog. Frankenstein, el vampiro y compañía, a años luz de su predecesora, vuelve a trasladar la acción a un museo de cera donde trabaja El Loco. Allí tienen que aguardar la llegada de dos cajas con los cuerpos (figuras) de un vampiro y el monstruo de Frankenstein. Por si fuera poco, un tipo con bigote pretende a su vez hacerse con los monstruos. Pero ese hombre no es un hombre cualquiera, sino un hombre lobo… ¡¡Como lo oyen!!
¿Digame-lon?
La verdad es que Frankenstein, el vampiro y compañía no guarda ningún tipo de interés ni sorpresa en su entramado (re)loco. A pesar de tener a una especie de mad doctor o un baile de disfraces al final de la película que nos puede regalar algún momento divertido, el film no tiene ningún merito por el cual deba ensalzarse. Nuestro licántropo es un soso, que eso si, llegará a coger un telefóno y gruñir, y luchará al final con el vampiro hasta que mutuamente se dan muerte…. Por otro lado no podía olvidarme del maquillaje, que eso ya es otra, ¡¡es de lo peorcito que han visto mis inocentes ojos!!