“Ningún hombre conoce lo malo que es hasta que no ha tratado de esforzarse por dejar de serlo”. Clive Staples Lewis.

viernes, 28 de diciembre de 2012

PSICOTRONÍA LICÁNTROPA IX: ABBOTT Y COSTELLO CONTRA LOS FANTASMAS (1948)



Puede que sea injusto incluir este título en mi selección de “psicotronía licántropa”. Sobra decir que estamos ante un film de impecable calidad. Una película con unas interpretaciones que sin ser nada del otro mundo resultan convincentes, que tiene una buena dirección, fotografía, y unos efectos especiales que, para la época (e incluso a día de hoy), resultaban de lo más espectaculares (sólo basta ver la escena en la que el hombre lobo salta sobre el conde Drácula transformado en murciélago y caen juntos por un precipicio). Si, tienen razón, “Abbott y Costello contra los fantasmas” no debería verse comparada con piezas de lo más cochambrosas como “Dracula, the dirty old man”, pero es que en esto de la psicotronía no todo tiene que ser de mala calidad artística y/o técnica. La psicotronía también abarca (o al menos debería) producciones más “mainstream” o propulsadas por los grandes estudios (como es el caso que nos ocupa), así que si hay un título que haya marcado de una manera significativa el deterioro de los monstruos de la Universal, ese es “Abbott y Costello contra los fantasmas”. Por injusto que sea, este film arruinó de una manera fulminante la carrera de Bela Lugosi, que terminó sus días colaborando con el rey de la serie Bé, Ed Wood; y de un modo más lento (y agonizante) con la de Lon Chaney Jr., que acabó sus días como actor junto a otro rey, en este caso del cine trash, Al Adamson. Si bien es verdad que la carrera de ambos flaqueaba desde hacía un tiempo – “The return of the Ape Man” y cintas con un tono paródico como “Zombies on Broadway” con Alan Carney, fueron los pasos previos de Lugosi antes del declive definitivo; mientras que Lon Chaney Jr. logró mantenerse en títulos alejados del terror, como el western en “Alburquerque” o la comedia “Morena y peligrosa”, en ambos casos en papeles secundarios -, “Abbott y Costello contra los fantasmas” sería el punto de inflexión definitivo en sus respectivas trayectorias. En el caso de Lugosi desterrándolo a la autoparodia más descarnada en films como “Old Mother Riley meets the vampire” o “Bela Lugosi meets a Brooklyn Gorila”; y en el de Chaney Jr. sobreviviendo en diferentes series de TV, o nuevamente en roles cada vez más pequeños para comedias, westerns o cine de aventuras – aunque en su caso, resta decir que llegó a colaborar con directores de renombre como Michael Curtiz (“El muchacho de Oklahoma”), Stanley Kramer (“Fugitivos”), André de Toth (“El honor del capitán Lex”) o Fred Zinnemann (“Solo ante el peligro”) -; y por otro, como no, en títulos de serie Bé afincados en el fantástico como “The bride of the gorilla”, “Indestructible Man” o “The alligator people”. De hecho, resulta un tanto paradójico que Lon Chaney Jr. no volviera a enfundarse en la piel del hombre lobo hasta llegar a la producción mexicana “La casa del terror” (de la que ya os he hablado en este blog), una comedia bizarra y esperpéntica para lucimiento del cómico Tin Tan y que, cosas del destino, guarda un punto de partida similar a “Abbott y Costello contra los fantasmas”. Así pues, una vez aclarado este asunto, vayamos con la película que mató al hombre lobo más importante de la historia del cine.


Sus asesinos, Abbott y Costello, eran dos comediantes que ya habían coqueteado con el género fantástico en “Agárrame ese fantasma” - pero sin llegar a sus últimas consecuencias ya que finalmente resultaba ser todo una falsa y el fantasma no lo era tanto – antes de llegar a “Abbott y Costello contra los fantasmas”, de la que se dice que en un principio era una película seria (bajo el título de "The brain of Frankenstein") y que, por cuestiones no muy claras, desencadenó en el presente film. Sea como fuera, esta comedia, aún duplicando el presupuesto de, por ejemplo, “La zíngara y los monstruos”, otro de los pastiches con monstruos anteriores de la Universal, sería una de sus apuestas menos arriesgadas para 1948. De hecho, ni siquiera Lou Costello daba un duro por la película, llegando inicialmente a negarse a participar en ella. Sin embargo nadie puede dudar que esta cinta es una de las más recordadas del la pareja cómica, por no decir la más, y uno de los títulos más rentables de la Universal de aquel año. En el film nos cuentan la historia de Chick (Bud Abbott) y Wilbur (Lou Costello), dos trabajadores de una oficina de correos, que tienen que llevar dos paquetes - con los que dicen que son los restos del Conde Drácula y el monstruo de Frankenstein - al museo de los Horrores del Sr. McDougal (Frank Ferguson). Sin embargo en plena faena el cuerpo de Drácula (Bela Lugosi) vuelve a la vida y escapa del lugar junto al gigantesco monstruo verde (Glen Strange), refugiándose en la mansión de la femme fatale Sandra Mornay (Leonore Aubert) que planea trasplantarle un cerebro nuevo a la criatura del Dr. Frankenstein. Por otro lado tenemos al malogrado Larry Talbot (Lon Chaney Jr.) que, conociendo el destino y el contenido de los paquetes que han llevado al museo, decide volar desde Londres con tal de acabar con los dos famosos monstruos y de paso echar una mano a esta desastrosa pareja. Aunque, eso sí, lamentablemente y como viene siendo habitual, Talbot tiene el desafortunado hándicap de convertirse en licántropo durante las noches de plenilunio.



Como es de esperar la historia se desarrolla a base de gags de lo más insípidos que se repiten casi sistemáticamente hasta la saciedad, en los que el tontorrón de Wilbur presencia una y otra vez como los monstruos toman vida, mientras que el más “espabilado” Chick no se da cuenta de nada y piensa que son todo fantasías de su estúpido y miedica compañero (quizás el momento más álgido de ellos sea aquel en el que Wilbur irrumpe en la habitación de Talbot cuando éste ya está transformado en hombre lobo y no se percata del peligro que corre). Sin embargo, lo que se podría destacar de esta película es la relectura que se le podría dar. Y es que salta a la vista que, por encima de Drácula, Frankenstein y el hombre lobo, la verdadera villana del film es el personaje interpretado por la bella Leonore Aubert, que mediante sus dotes seductoras agasaja al bobalicón Wilbur con tal de controlarlo. Ni vampiros, ni monstruos revividos por el mad doctor de turno, ni hombres lobo, aquí lo interesante es ver como Aubert despliega toda su sensualidad para controlar al estúpido de Wilbur y lo vulnerable que resulta éste ante la belleza. Por decirlo de otro modo, “Abbott y Costello contra los fantasmas” nos enseña los susceptible que es el “hombre bobo” ante las mujeres y lo maleable que son cuando caen en su poder.


Como venía siendo habitual, esta nueva reunión de monstruos no guarda ninguna relación directa con las anteriores aventuras del hombre lobo ya que, tal y como sabemos, en la previa “La mansión de Drácula” Larry Talbot conseguía liberarse de su maldición. Pero el caso es que tampoco debería haber sido la última ya que, tal y como señalábamos con anterioridad, al final de la cinta el hombre lobo se tira por un precipicio junto al Conde Drácula y caen al mar. ¿Esta era la letal y definitiva manera en la que debía morir una de las criaturas inmortales de la Universal? Nunca lo sabremos porque, como ya hemos dicho, fueron Abbott y Costello los que asesinaron realmente al hombre lobo, al monstruo de Frankenstein y a Drácula. Pero no contentos con ello, poco tiempo después irían a por el hombre invisible y a por la momia. Casi nada. 
Pero eso ya es otra historia.



miércoles, 28 de noviembre de 2012

CÓMICS LICÁNTROPOS (III)


(SIGUE DEL CAPÍTULO ANTERIOR)
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No se pierdan el siguiente capítulo en este, su blog licántropo. Hasta la próxima luna llena.

lunes, 29 de octubre de 2012

THE CABIN IN THE WOODS (2011)




Dir.: Drew Goddard

En uno de los momentos más celebrados de (los) “Funny Games” de Michael Haneke, uno de los jóvenes asaltantes cogía un mando a distancia y rebobinaba el asesinato de su compañero para evitar su muerte. De ese modo la violencia tomaba el control de la película y demostraba que no había redención para las víctimas. En “The cabin in the woods” se intenta hacer algo por el estilo y nos presentan a un grupo de jóvenes que son escogidos para ser sacrificados al espectador sin que (obviamente) lo sepan. Con ese sacrificio se evitará que las diversas criaturas del mal emerjan a la superficie y se apoderen del mundo. Aquí, como en casi todas los slashers que se vienen estrenando desde principios de los ochenta, el guapo, el deportista, la fulana, el tonto/porreta y la chica virgen de turno, se las tendrán que ver con una fuerza del mal (escogida al azar para la ocasión). Y si el marco donde sucede la acción es una cabaña en mitad del bosque, el homenaje a “Posesión Infernal” o “Viernes 13” está más que asegurado. Pero “The cabin in the woods” no se queda ahí y los homenajes/guiños se multiplican constantemente. De hecho, volviendo a “Funny Games”, se hace un claro homenaje a ésta al irrumpir el título “THE CABIN IN THE WOODS” en rojo y a golpe de guitarra metalera al inicio del film. Sin embargo el guiño u homenaje a “Funny Games” no es casual, pues tal y como decíamos, tanto aquí como en la película de Haneke unos sujetos tendrán mucho que ver en el desgraciado devenir de las víctimas sin que éstas puedan hacer nada por impedirlo. Eso si, si en “Funny Games” la escena comentada del mando era una declaración principios de su autor, en la cinta de Goddard nos adentramos en una premisa meramente fantástica y los que toman el mando del “horror” son una entidad secreta que, mediante diversas cámaras ocultas y otras tantas trampas, conducirán a los protagonistas por el “guión” establecido y tan torpemente sobre explotado durante años. Por lo tanto, un gas que aumenta la testosterona o un tinte para el cabello que sube la libido, serán algunas de las artimañas que utilizarán estos sujetos para que nuestras víctimas tomen las decisiones más desafortunadas en los momentos más importantes.


Pero no nos engañemos, lo que nos propone Goddard y Weddon, los guionistas del film, no es un mero homenaje al cine de terror de los últimos tiempos aunque lo critiquen y amen sin contemplaciones. En “The cabin in the woods” hay un mensaje bien claro: hay que romper con los cánones establecidos y ese leit motiv llega a su máxima expresión cuando, allá al final de la película, los propios protagonistas/víctimas terminen convirtiéndose en verdugos. Pero no sólo verdugos de sus propios verdugos – algo que, más o menos uno se podría esperar -, sino en verdugos de toda la humanidad. He aquí la gran diferencia entre “Funny Games” y “The cabin in the woods”: en el caso que nos ocupa, tal y como vemos, no hay redención para nadie. Puede que por ese motivo sea una de las cintas de terror más valientes de los últimos años, amén de la exquisita y desmadrada trilogía de “Feast” de John Gulager.


The cabin in the woods”, que saldrá directa en DVD aquí en España por culpa, según dicen, de la piratería (¿no será más bien por desgana?), nos regala algunas escenas antológicas, como el ardiente coqueteo que se marca Anna Hutchison con un lobo disecado o el salto al vacío de Chris Hemsworth montado en una moto, pero quizás los amantes del género queden extasiados de gusto en el tramo final de la película, cuando las fuerzas del mal queden descontroladas y un montón de criaturas queden en libertad y se vuelvan contra la organización que los tenía encerrados. El ultrahomenaje está asegurado y decenas de guiños se sucederán por segundo. Desde el payaso de “It” de Stephen King, a una especie de cenobita con sierras en la cabeza que parece sacado del “Hellraiser” de Clive Barker. Una competición repleta de añoranza que termina con una pesimista traca final que hace que el espectador comprenda que hay que terminar con todo esto y dar paso a un “nuevo tipo de película” o simplemente, tal y como dicen, una “nueva especie”. Vamos, que hay que lo que propone “The cabin in the woods” es hacer una especie de REVOLUCIÓN dentro y fuera de la pantalla.




(Nota: Por cierto, que casi lo olvidaba: entre tanto zombi y tanto monstruo no puede faltar un ejemplar de hombre lobo de lo más efectivo y hermoso que, aunque tiene una breve aparición en el film, su papel tendrá bastante miga. Ojo). 

domingo, 30 de septiembre de 2012

PSICOTRONÍA LICÁNTROPA VIII: AN AMERICAN WEREWOLF IN LONDON XXX (2012)


A continuación les dejo algunas capturas de la parodia porno que se ha perpetrado este año entorno al clásico de Landis, su título "An american werewolf in London XXX" (el título no es muy original que digamos) y está dirigida por Jim Powers... La verdad es que apenas se puede comentar nada de esta desfachatez absoluta, salvo que sigue casi a píes juntillas la trama de la original y que tiene algún momento de lo mas estrambótico y cutre salchichero, sino vean esas dos zombis haciendo guarrerías españolas... 










viernes, 31 de agosto de 2012

LOBOS DE ARGA (2012)




Dir. Juan Martínez Moreno.

Tomás, un joven escritor con no demasiado éxito, vuelve a Arga, un pequeño pueblo de Galicia donde pasó su infancia y que al cabo de los años pretende convertirlo en hijo predilecto. Una vez allí, Tomás no tarda en reencontrarse con viejos conocidos como Calisto, un amigo de la infancia, o su tío Evaristo, quien se ha convertido en el alcalde y cura del pueblo. Mientras espera con orgullo recibir el reconocimiento, el desgraciado novelista verá que la verdadera intención de los habitantes de Arga es sacrificarlo, pues es el último vástago de los Mariño, una familia sobre la cual pesa una terrible maldición.


Si repasamos la filmografía española comprobaremos que no existe un solo título que sea netamente de hombres lobo desde la última entrega de la saga Waldemar Daninsky, que se despedía de una manera decepcionante con la nefasta “Licántropo: el asesino de la luna llena” (Francisco Rodríguez Gordillo, 1996). Por ese motivo, puede que los amantes del género estemos de enhorabuena. Y no sólo porque nos hallemos ante una película con un diseño de producción envidiable en la que el humor y el horror se dan de la mano con bastante buen tino, si no porque se podría decir que “Lobos de Arga” es el único film español que ha ambientado la licantropía en su territorio nacional con todas sus consecuencias fantásticas. Y es que si volvemos a echar la vista atrás, las únicas películas que tratan este subgénero son las ya nombradas películas de Paul Naschy – cuyo personaje Waldemar Daninsky, recordemos, tenía orígenes polacos -, y de manera muy distinta la excelente “El bosque del lobo” (Pedro Olea, 1970) y “Romasanta, la caza de la bestia” (Paco Plaza, 2004), dos filmes que abordaban al lobisomem gallego de una manera más realista y alejada del fantástico y que estaban basadas ambas en la figura de Manuel Blanco Romasanta - el único hombre condenado por licantropía en España del que se tiene constancia -, aunque habría que apuntar que el filme de Plaza se queda en tierra de nadie al mostrar de repente una extraña y breve transformación de hombre a lobo (muy potente, por cierto) que no encaja para nada con el tono usado durante el resto del film. Lejos de estos ejemplos, tan sólo podemos apuntar breves apariciones sin importancia en títulos como “Un vampiro para dos” (Pedro Lazaga, 1965) o “Buenas noches, señor monstruo” (Antonio Mercero, 1982), así que podemos asegurar que al fin se ha hecho en este país una película de “hombres lobo” verdaderamente castiza.



Juan Martínez Moreno, director de la interesante “Dos tipos duros” (2003), toma prestado el humor gamberro de “Zombies Party” (Shaun of the dead, Edgar Wright, 2004) (1) para contarnos esta rocambolesca historia de licántropos que viene encabezada por un excelente y solemne prólogo narrado mediante unas impecables ilustraciones. Dicho prólogo nos adentra en la típica película de hombres lobo de aires góticos - con su gitano correspondiente y la imprescindible maldición que cae sobre la familia de turno, en esto caso la de los Mariño – para después, saltar un siglo y relatarnos las desventuras de Tomás en un tono mucho más jocoso e informal. De hecho, aunque Martínez Moreno haya declarado que entre sus fuentes de inspiración se encontraba la imperecedera “Un hombre lobo americano en Londres” (An american werewolf in London, John Landis, 1981) - con su cuidada mezcla de humor y terror -, durante el visionado de “Lobos de Arga” se hace plausible que el realizador y guionista ha echado mano de la nombrada cinta de Wright, film que también le sirvió de guía a la hora de escribirlo, tal y como ha confesado. Así pues, en lo que a comedia se refiere, “Lobos de Arga” es algo irregular pues tiene momentos que funcionan muy bien, como por ejemplo, la escena en la que Tomás es obligado a cortarse un dedo; y otros totalmente fortuitos y cansinos, como la reincidencia que se da durante la película sobre el pasado como follaovejas de Calisto. Los disparatados personajes del film son algo estereotipados – el escritor fracasado, el editor embaucador, el amigo tonto del pueblo… - y quizás carezcan de algo de profundidad, pero los actores sacan provecho de una vis cómica en estado de gracia y Gorka Otxoa nos regala la mejor actuación de su carrera desde el Chema de “Pagafantas” (Borja Cobeaga, 2009). A pesar de lo dicho, algún personaje se sale de madre, como el guardia civil interpretado por Luis Zuhera, que pasa de ser un funcionario más bien simplón a un héroe que parece salido de “Jungla de Cristal” o “Rambo” (aunque al menos rompe con el estereotipo de picoleto cuadriculado del que hace gala su torpe compañero, ya que, según cuenta, lee a Poe y a Lovecraft).


El apartado terrorífico del film es el que mejor funciona, pues “Lobos de Arga” tiene el enorme acierto de no utilizar los dichosos efectos infográficos para recrear a los hombres lobo y sus transformaciones – recurso que ha venido lastrando la mayoría de producciones de este género durante los últimos años -, aunque si que se utiliza algún morphing de manera escueta. Estamos por tanto ante una película que hace un buen uso del maquillaje y que tiene un diseño de las bestias que haría palidecer al mismísimo Rick Baker. Pero además consigue escenas de una gran tensión como las recreadas en las mazmorras - que quizás quieran evocar a las producciones daninskianas de los setenta-, aunque a veces, todo hay que decirlo, el continúo sentido del humor socarrón de la película las eche por tierra como ya apuntábamos anteriormente.


También habría que apuntar que “Lobos de Arga” se toma algunas licencias respecto a otras películas de hombres lobo, pues en el caso que nos ocupa no es necesario la plata para terminar con los licántropos, si no que por el contrario cualquier arma sirve para liquidarlos llegando al punto de llegar a utilizar ¡¡estacas!! Por lo demás nos hallamos ante una historia solvente que sabe jugar con la incertidumbre que se crea entorno a los designios de la maldición, pues como comprobaremos, no resulta tan fácil terminar con ella como con los alobados del film.

(1)De hecho parece un tanto paradójico que el título que se le ha dado a la película en el Reino Unido sea “Party of Wolves”. ¿Estamos ante una venganza por el ridículo título que se le dio a la película de Wright en el mercado español?

jueves, 2 de agosto de 2012

WOLF GIRL (2001)



Dir.: Thom Fitzgerald

Tara Talbot (Victoria Sánchez) es una chica con hipertricosis (enfermedad conocida como el síndrome de Ambras) que es exhibida en un circo ambulante como la mujer lobo junto a otros fenómenos. Pero lejos de su monstruosidad física, Tara es cariñosa y delicada, una chica de buenas maneras además de la favorita del dueño del espectáculo Hareley Dune (Tim Curry), que se preocupa por ella... y también por el comportamiento cada vez más cruel del público. La pobre Tara agobiada por las continúas burlas de los asistentes y deseosa de llevar una vida normal, decide probar un suero que un joven introvertido le ofrece y con el que conseguirá curarse de su enfermedad.


No se dejen engañar por su estética de telefilm, posiblemente estamos ante una de las mejores películas que se han realizado sobre el tema. Y es que aunque Wolf Girl no se pueda clasificar como una película propia de licántropos, este cuento negrísimo ambientado en el cabaretero mundo de los Freaks que Browning llevó a cabo a principios de los años treinta – con sus fenómenos auténticos y todo -, se erige como uno de las propuestas más ingeniosas y originales de los últimos años. No, no estamos ante una película al uso que nos explica que la belleza está en el interior y que querer cambiar nuestro físico no soluciona nada (aunque si, eso es lo que explica), Wolf Girl no se queda con una mera moraleja y lleva su trama hasta el límite con bastante mala baba y giros cargados de una plausible ironía. Véase esa revelación que se da durante la película frente al espejo y que viene dada por el malo de la película interpretado por Shawn Ashmore (X-men, Bajo cero).

Grace Jones realiza un pequeño papel de hermafrodita en el film.
En Wolf Girl por tanto, gracias a ese suero experimental que prueba la protagonista, vemos una transformación inversa (que se irá dando paulatinamente durante parte de la película) en la que pasa de ser un monstruo, un jodido fenómeno de feria, a una chica con un encanto físico indiscutible. Pero tras ese físico arrebatador (con todas sus cosas en su sitio y muy bien puestas) - gracias al cual la chica consigue ser aceptada y querida fuera de la feria -, se esconde una sed de venganza mortal y un dramático descubrimiento: la sociedad más normal está desquiciada.


La joven Tara Talbot (atención a ese guiño obligatorio al clásico de Georges Waggner), interpretada por la canaria Victoria Sánchez - afincada en Canadá desde 1985 -, nos regala en esta film una interpretación memorable. A pesar de estar cubierta de pelo durante gran parte del metraje, Sánchez no se arruga un solo instante y desempeña su papel con convicción e incluso llega a realizar un desnudo peludo que quedará para la posteridad. Gracias a este papel la española estuvo nominada a la mejor actriz en los premios Fangoria Chainsaw del 2003, aunque finalmente el galardón le fue arrebatado por la pija de Naomi Watts por su interpretación en La Señal. Injusta que es la vida, ay…


Por último apuntaremos que parece ilógico que esta excelente película haya pasado tan inadvertida en nuestro país, pues su calidad es indiscutible. Aunque también es verdad que al menos ha salido editada en DVD, cosa de agradecer y más viendo como funcionan las cosas por aquí. Si tienen ganas de pasar un buen rato y descubrir una película sorprendente y llena de elementos muy interesantes, no se la pierdan. Palabra de lobo.