“Ningún hombre conoce lo malo que es hasta que no ha tratado de esforzarse por dejar de serlo”. Clive Staples Lewis.

martes, 17 de mayo de 2011

MAMÁ ES UN MONSTRUO (1991)

Aunque es más que consabido que de licántropos va este blog, no siempre las películas que recogemos coinciden al 100% con el género, así que hoy vamos a abordar un suculento film que se adentra en el tema desde una perspectiva totalmente diferente. Amigos y amigas, alobados todos, charlemos muy amigablemente pues de Mamá es un monstruo, única incursión tras la cámara de Patrick Rand, editor de films como Las alucinantes aventuras de Bill y Ted o Death Wish 5. En el elenco de actores encontramos al excelente Brion James, como el “licántropo” Nestor Duvalier, al televisivo Mark Thomas Miller, a Mary Beth McDonough, a la voluptuosa Stella Stevens (otrora playmate y estrella en films como El profesor chiflado junto a Jerry Lewis) y la gran Jeanne Bates, - una actriz que muchos recordarán del cine de David Lynch -, en el papel de la susodicha madre.
Stella Stevens, en sus años mozos.
El film arranca, como no podía ser menos, durante una noche de luna llena en el que somos testigos del ataque de Nestor Duvalier a una joven a la que han echado de casa y que, según parece, está encinta, pero por lo que descubrimos a continuación en las noticias, mediante el reportero llamado Clay Dwyer (Mark Thomas Miller), dicho asesinato no ha sido el único que se ha cometido en la ciudad. Así pues, esta especie de “licántropo”, haciéndose pasar por invidente (sus gafas de sol ocultan sus siniestros ojos) se cobijará en la casa de una linda viejecita llamada Emily, que cosas del destino, resulta ser la madre del apuesto reportero de televisión que sigue las noticias de los asesinatos. La vieja resulta ser una mujer como las de antes, una señora de los píes a la cabeza que no dudará un solo instante en atender cualquier necesidad de su inquilino. Pero al ofrecerle un poco de estofado, - algo que según parece no tolera bien el hombre -, Nestor parece volverse loco y ataca a su casera provocando que esta también quede “maldita” y necesite comer “carne fresca”.

La película, como ya he dicho antes, resulta bastante ambigua a la hora de posicionarse en cualquier temática monstruosa. Es decir, que el “monstruo” del título no sabemos a ciencia cierta lo que es. De hecho el propio Duvalier, principal instigador de la “maldición”, - “enfermedad” o como se le quiera llamar - , da por sentado que puede ser cualquier cosa. “Hombre lobo, vampiro, demonio… ¿Qué más da? Todo es lo mismo”, dice en un momento del film refrescando de ese modo la figura del licántropo. ¿Acaso el Conde Drácula no tenía la capacidad de transformarse en lobo? ¿Acaso el vampiro no es un ser diabólico? ¿Puede que, tal y como dicen, el hombre lobo, el vampiro o el mismísimo demonio sean la misma mierda pero con diferente olor?

En Mamá es un monstruo al menos, poco importa delante de lo que nos estemos enfrentando, ya que más allá de la típica cinta de terror sangrienta, nos encontramos con un muy convincente drama familiar, muy oscuro y siniestro, en la que un hombre ve peligrar la unidad familiar (está esperando un hijo junto a su esposa), por culpa de la extraña “enfermedad” que padece su “tierna” madre que, después de contraerla, se convierte en una arpía mentirosa, violenta y muy peligrosa. Por lo tanto, con tal de salvaguardar la seguridad de los que le rodea, Clay encierra a su madre en una habitación y la ata a la cama, pero la mamá Emily sabe muy bien como ganarse a su “niño” y a este no le será tan fácil mantenerla a raya o acabar con ella.

E aquí otra cuestión muy importante: ¿cómo se acaba con algo que no sabes lo que es? ¿Balas de plata? ¿La luz del día? ¡No!, esos monstruos caminan a plena luz del día. ¿Estacas en el corazón, agua bendita, crucifijos, un disparo en el corazón…? Ay… La solución que se da en el film es bien sencilla: fuego. El fuego, señores. El fuego lo destruye y purifica todo, así que si vuestra madre (o vuestra suegra) se vuelve una pelma insoportable, “PRENDANLE FUEGO”.