“Ningún hombre conoce lo malo que es hasta que no ha tratado de esforzarse por dejar de serlo”. Clive Staples Lewis.

lunes, 29 de octubre de 2012

THE CABIN IN THE WOODS (2011)




Dir.: Drew Goddard

En uno de los momentos más celebrados de (los) “Funny Games” de Michael Haneke, uno de los jóvenes asaltantes cogía un mando a distancia y rebobinaba el asesinato de su compañero para evitar su muerte. De ese modo la violencia tomaba el control de la película y demostraba que no había redención para las víctimas. En “The cabin in the woods” se intenta hacer algo por el estilo y nos presentan a un grupo de jóvenes que son escogidos para ser sacrificados al espectador sin que (obviamente) lo sepan. Con ese sacrificio se evitará que las diversas criaturas del mal emerjan a la superficie y se apoderen del mundo. Aquí, como en casi todas los slashers que se vienen estrenando desde principios de los ochenta, el guapo, el deportista, la fulana, el tonto/porreta y la chica virgen de turno, se las tendrán que ver con una fuerza del mal (escogida al azar para la ocasión). Y si el marco donde sucede la acción es una cabaña en mitad del bosque, el homenaje a “Posesión Infernal” o “Viernes 13” está más que asegurado. Pero “The cabin in the woods” no se queda ahí y los homenajes/guiños se multiplican constantemente. De hecho, volviendo a “Funny Games”, se hace un claro homenaje a ésta al irrumpir el título “THE CABIN IN THE WOODS” en rojo y a golpe de guitarra metalera al inicio del film. Sin embargo el guiño u homenaje a “Funny Games” no es casual, pues tal y como decíamos, tanto aquí como en la película de Haneke unos sujetos tendrán mucho que ver en el desgraciado devenir de las víctimas sin que éstas puedan hacer nada por impedirlo. Eso si, si en “Funny Games” la escena comentada del mando era una declaración principios de su autor, en la cinta de Goddard nos adentramos en una premisa meramente fantástica y los que toman el mando del “horror” son una entidad secreta que, mediante diversas cámaras ocultas y otras tantas trampas, conducirán a los protagonistas por el “guión” establecido y tan torpemente sobre explotado durante años. Por lo tanto, un gas que aumenta la testosterona o un tinte para el cabello que sube la libido, serán algunas de las artimañas que utilizarán estos sujetos para que nuestras víctimas tomen las decisiones más desafortunadas en los momentos más importantes.


Pero no nos engañemos, lo que nos propone Goddard y Weddon, los guionistas del film, no es un mero homenaje al cine de terror de los últimos tiempos aunque lo critiquen y amen sin contemplaciones. En “The cabin in the woods” hay un mensaje bien claro: hay que romper con los cánones establecidos y ese leit motiv llega a su máxima expresión cuando, allá al final de la película, los propios protagonistas/víctimas terminen convirtiéndose en verdugos. Pero no sólo verdugos de sus propios verdugos – algo que, más o menos uno se podría esperar -, sino en verdugos de toda la humanidad. He aquí la gran diferencia entre “Funny Games” y “The cabin in the woods”: en el caso que nos ocupa, tal y como vemos, no hay redención para nadie. Puede que por ese motivo sea una de las cintas de terror más valientes de los últimos años, amén de la exquisita y desmadrada trilogía de “Feast” de John Gulager.


The cabin in the woods”, que saldrá directa en DVD aquí en España por culpa, según dicen, de la piratería (¿no será más bien por desgana?), nos regala algunas escenas antológicas, como el ardiente coqueteo que se marca Anna Hutchison con un lobo disecado o el salto al vacío de Chris Hemsworth montado en una moto, pero quizás los amantes del género queden extasiados de gusto en el tramo final de la película, cuando las fuerzas del mal queden descontroladas y un montón de criaturas queden en libertad y se vuelvan contra la organización que los tenía encerrados. El ultrahomenaje está asegurado y decenas de guiños se sucederán por segundo. Desde el payaso de “It” de Stephen King, a una especie de cenobita con sierras en la cabeza que parece sacado del “Hellraiser” de Clive Barker. Una competición repleta de añoranza que termina con una pesimista traca final que hace que el espectador comprenda que hay que terminar con todo esto y dar paso a un “nuevo tipo de película” o simplemente, tal y como dicen, una “nueva especie”. Vamos, que hay que lo que propone “The cabin in the woods” es hacer una especie de REVOLUCIÓN dentro y fuera de la pantalla.




(Nota: Por cierto, que casi lo olvidaba: entre tanto zombi y tanto monstruo no puede faltar un ejemplar de hombre lobo de lo más efectivo y hermoso que, aunque tiene una breve aparición en el film, su papel tendrá bastante miga. Ojo).