Dir.: Drew Goddard
En uno de
los momentos más celebrados de (los) “Funny Games” de Michael
Haneke, uno de los jóvenes asaltantes cogía un mando a distancia y
rebobinaba el asesinato de su compañero para evitar su muerte. De
ese modo la violencia tomaba el control de la película y demostraba
que no había redención para las víctimas. En “The cabin in the
woods” se intenta hacer algo por el estilo y nos presentan a un
grupo de jóvenes que son escogidos para ser sacrificados al
espectador sin que (obviamente) lo sepan. Con ese sacrificio se
evitará que las diversas criaturas del mal emerjan a la superficie y
se apoderen del mundo. Aquí, como en casi todas los slashers
que se vienen estrenando desde principios de
los ochenta, el guapo, el deportista, la fulana, el tonto/porreta y
la chica virgen de turno, se las tendrán que ver con una fuerza del
mal (escogida al azar para la ocasión). Y si el marco donde sucede
la acción es una cabaña en mitad del bosque, el homenaje a
“Posesión Infernal” o “Viernes 13” está más que asegurado.
Pero “The cabin in the woods” no se queda ahí y los
homenajes/guiños se multiplican constantemente. De hecho, volviendo
a “Funny Games”, se hace un claro homenaje a ésta al irrumpir el
título “THE CABIN IN THE WOODS” en rojo y a golpe de guitarra
metalera al inicio del film. Sin embargo el guiño u homenaje a
“Funny Games” no es casual, pues tal y como decíamos, tanto aquí
como en la película de Haneke unos sujetos tendrán mucho que ver en
el desgraciado devenir de las víctimas sin que éstas puedan hacer
nada por impedirlo. Eso si, si en “Funny Games” la escena
comentada del mando era una declaración principios de su autor, en
la cinta de Goddard nos adentramos en una premisa meramente
fantástica y los que toman el mando del “horror” son una entidad
secreta que, mediante diversas cámaras ocultas y otras tantas
trampas, conducirán a los protagonistas por el “guión”
establecido y tan torpemente sobre explotado durante años. Por lo
tanto, un gas que aumenta la testosterona o un tinte para el cabello
que sube la libido, serán algunas de las artimañas que utilizarán
estos sujetos para que nuestras víctimas tomen las decisiones más
desafortunadas en los momentos más importantes.
Pero no nos
engañemos, lo que nos propone Goddard y Weddon, los guionistas del
film, no es un mero homenaje al cine de terror de los últimos
tiempos aunque lo critiquen y amen sin contemplaciones. En “The
cabin in the woods” hay un mensaje bien claro: hay que romper con
los cánones establecidos y ese leit motiv
llega a su máxima expresión cuando, allá al final de la película,
los propios protagonistas/víctimas terminen convirtiéndose en
verdugos. Pero no sólo verdugos de sus propios verdugos – algo
que, más o menos uno se podría esperar -, sino en verdugos de toda
la humanidad. He aquí la gran diferencia entre “Funny Games” y
“The cabin in the woods”: en el caso que nos ocupa, tal y como
vemos, no hay redención para nadie. Puede que por ese motivo sea una
de las cintas de terror más valientes de los últimos años, amén
de la exquisita y desmadrada trilogía de “Feast” de John
Gulager.
“The cabin
in the woods”, que saldrá directa en DVD aquí en España por
culpa, según dicen, de la piratería (¿no será más bien por
desgana?), nos regala algunas escenas antológicas, como el ardiente
coqueteo que se marca Anna Hutchison con un lobo disecado o el salto
al vacío de Chris Hemsworth montado en una moto, pero quizás los
amantes del género queden extasiados de gusto en el tramo final de
la película, cuando las fuerzas del mal queden descontroladas y un
montón de criaturas queden en libertad y se vuelvan contra la
organización que los tenía encerrados. El ultrahomenaje está
asegurado y decenas de guiños se sucederán por segundo. Desde el
payaso de “It” de Stephen King, a una especie de cenobita con
sierras en la cabeza que parece sacado del “Hellraiser” de Clive
Barker. Una competición repleta de añoranza que termina con una
pesimista traca final que hace que el espectador comprenda que hay
que terminar con todo esto y dar paso a un “nuevo tipo de película”
o simplemente, tal y como dicen, una “nueva especie”. Vamos, que
hay que lo que propone “The cabin in the woods” es hacer una
especie de REVOLUCIÓN dentro y fuera de la pantalla.
(Nota: Por
cierto, que casi lo olvidaba: entre tanto zombi y tanto monstruo no puede faltar un
ejemplar de hombre lobo de lo más efectivo y hermoso que, aunque
tiene una breve aparición en el film, su papel tendrá bastante
miga. Ojo).